Aprendí que el desarrollo de la inteligencia emocional genera habilidades internas de autoconocimiento.
Reconocer los estados de ánimo, propios y ajenos, y aprender a manejarlos no beneficia en muchos ámbitos. El desarrollo de la inteligencia emocional repercute en la pareja, la familia, el colegio o el trabajo.
También me di cuenta de que la inteligencia emocional es una capacidad de la que muchas personas no son conscientes. Y la felicidad es la satisfacción de tres grandes necesidades: el bienestar personal, la vinculación social y la sensación de progreso. Es aquella habilidad o capacidad que tiene cada persona de vivir experiencias positivas.
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